Crónica de una Boda. Tercera Parte
Bien, pues allí estábamos, a la espera de entrar a comer. Todo fue normal: ver en qué mesa estás sentado, con quién, que los novios llegaran tarde... Lo típico.
Centrémonos pues en la comida... mutante. Tal cual, al menos así lo aseguró alguno de los comensales. Yo no me lo creía hasta que vi a...
La cigala jotera
Y a la nécora Robin Hood
Ambas dos acompañadas de su inseparable escudero Mayonesito de Sobre Prima
El resto de la cena transcurrió sin mayores incidentes, más allá de los gritos desaforados de los compinches del novio. ¡Que se besen! ¡Que se besen!.. ¡¡Ahora con lengua!! ¡¡Ahora con lengua!!, y que la velocidad de los camareros sirviendo la comida es digna de estudio (no dejaron a los novios terminar de saludar por las mesas porque tenían que ir a cortar la tarta. Que digo yo que si no podrían haberse esperado unos minutitos).
Llega el momento de los bailes y las copas. De esto sólo quiero hacer una mención especial para el DJ, un tipo larguirucho con una cara de aburrimiento que se limitaba a darle a un botón de un ordenador portátil para cambiar de canción. Se te quitaban las ganas de todo con sólo verle la cara. ¡Ah! bastante extraña la combinación musical.
Por último destacar al invitado sorpresa. Ese que aparece de repente, acompañando a otro u otros, y al que no habían invitado. Es decir, para el que no se había previsto un sitio en ninguna de las mesas. El resultado final es que uno de los primos del novio fue sentarse a la mesa presidencial entre medias de sus tíos.
Podrían contarse muchas más cosas... cosas como que la decoración de las mesas consistía en unos jarrones negros que parecían urnas funerarias con unas flores de plástico multicolores, pero lo dejaré ahí.
Espero que hayáis disfrutado.
La celebración continuaba en un restaurante propiedad de mi primo y estuvo amenizado por bailarinas (ejem) brasileñas (éstas sí que eran brasileñas) que curran (ejem) en otro negocio (ejem) de mi primo y que iban vestidas en plan mamachicho.
Más tarde, cuando mis otros primos consiguieron desnudar por completo al novio para vender la ropa a los invitados y éste se tuvo que tapar con un mantel, me dijo que si quería zumbarme (literalmente) a alguna de las bailarinas, que se lo dijera, que él invitaba a todo.
Todo lo anterior es absolutamente cierto.
Supera esto, pablete
Me reitero en lo primero que dije en 'Crónica de una Boda. Primera Parte': las bodas perjudican seriamente la salud
por cierto, comentaré a la parte contratante del fundero mayor del reino el tema de las brasileñas, a ver qué le parece ¿?
En cuanto a lo de los gin tonics a pares... era inevitable.
Las habitaciones pegadas al lugar de la celebración fueron un gran acierto.
Y tal y como pitufa ha señalado ¡¡bonita voltereta!!
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